Jaime Alfaro
Universidad del Desarrollo, Chile. jarlfaro@udd.cl. ORCID
Polymathia. Revista de Pensamiento Académico.
Julio 2025, Vol. 1, N° 1, pp. 7-21
doi: 10.33264/prpa.2025.01.12
© 2025 Polymathia, CC BY-NC, ISSN 2810-7853
Referencia: Alfaro, J. (2025). Relevancia y Contribuciones del Estudio del Bienestar de la Niñez en Chile. Polymathia. Revista de Pensamiento Académico, 1(1), 7-21. https://doi.org/10.33264/prpa.2025.01.12
Resumen: Esta transcripción editada recoge la conferencia inaugural del Dr. Jaime Alfaro, dictada en la apertura del año académico 2025 de la Facultad de Psicología de la Universidad UNIACC. A partir de su trayectoria investigativa del bienestar subjetivo en la infancia y adolescencia, presenta un recorrido conceptual y empírico que examina las tensiones del constructo, su articulación con la salud mental, el desarrollo positivo y la protección psicosocial, así como las desigualdades que lo atraviesan según género, edad y condiciones de vulnerabilidad. Se exponen hallazgos relevantes de estudios longitudinales y comparativos realizados en Chile, junto con una investigación de diseño y evaluación de un programa de promoción del bienestar desde la escuela, desarrollada desde un enfoque multidimensional y situado. El manuscrito pone en diálogo evidencia empírica, política pública y práctica psicológica, y propone preguntas abiertas sobre los límites de la psicología actual para responder a la multiplicidad de infancias y al desafío de reconocer la agencia de niños, niñas y adolescentes como co-constructores del conocimiento.
Palabras Clave: bienestar subjetivo; infancia; política pública.
Abstract: This edited transcript presents the inaugural lecture delivered by Dr. Jaime Alfaro at the opening of the 2025 academic year of the School of Psychology at UNIACC University. Drawing on a research trajectory focused on subjective well-being in childhood and adolescence, the lecture outlines a conceptual and empirical journey that addresses definitional tensions of the construct, its links to mental health, positive development, and psychosocial protection, as well as the inequalities that shape it across gender, age, and conditions of vulnerability. Key findings from longitudinal and comparative studies conducted in Chile are presented, along with a school-based intervention designed to promote well-being through a multidimensional, community-centered, and situated approach. The transcript brings empirical evidence, public policy, and psychological practice into dialogue, and raises open questions about the limitations of current psychology in addressing the multiplicity of childhoods and the challenge of recognizing children’s agency as co-constructors of knowledge.
Keywords: subjective well-being; childhood; public policy.
Dr. Gabriel Urzúa: Muy buenas tardes a todas y todos. Quiero comenzar saludando afectuosamente a nuestra comunidad universitaria y, en particular, a nuestro invitado, el Dr. Jaime Alfaro Inzunza. Para la Facultad de Psicología y para mí, en lo personal, es un verdadero honor contar con su presencia en esta ceremonia de inauguración del año académico. Extiendo también un cordial saludo a nuestras autoridades: al rector Nicolás Cubillos; al vicerrector académico Carlos Barría; al secretario general Marcelo Campos; al vicerrector de Educación Online, Luis Cordero; al decano de la Facultad de Comunicaciones, Marcelo Ferrari; y al decano de la Facultad de Negocios y Tecnología, Rodrigo Gálvez.
Lo que hoy nos convoca es el inicio oficial de un nuevo año académico, un momento que nos llena de entusiasmo. Y qué mejor manera de comenzar este ciclo que con la visita de quien nos acompaña hoy. Deseo compartir unas breves palabras, porque el protagonista de esta jornada es el Dr. Jaime Alfaro. Jaime fue un referente clave durante mis años de formación de pregrado. A mediados de los años noventa, me encontré con sus textos, los cuales iluminaron dimensiones profundas de mi pensamiento que me siguen acompañando hasta hoy.
Tuvimos la oportunidad de colaborar en un proyecto de investigación el año 2014, en una universidad amiga. Fue una experiencia valiosa, en la que trabajamos hombro a hombro en un estudio sobre bienestar subjetivo. Desde entonces, he mantenido con él una relación de profunda admiración. Jaime ha sido un maestro generoso, siempre dispuesto a compartir su conocimiento, y puedo decir —sin recurrir a fórmulas protocolares— que espero llegar a ser como él algún día. Se lo he dicho antes, y hoy lo reitero con afecto y admiración.
A nuestra querida comunidad académica, especialmente a las y los estudiantes, me alegra profundamente contar con su presencia en esta instancia. Saludo también a nuestros docentes, autoridades y colaboradores. Es un honor para mí darles la más afectuosa bienvenida al inicio de este nuevo año académico en la Facultad de Psicología de la Universidad UNIACC.
Hoy abrimos un nuevo capítulo, lleno de desafíos, aprendizajes y crecimiento. La psicología, más que una disciplina, es un compromiso con la comprensión profunda del ser humano. En tiempos marcados por cambios sociales, emocionales y tecnológicos, el rol que cada uno de ustedes asume cobra una relevancia aún mayor.
A quienes recién comienzan este camino, los invito a dejarse sorprender, a cuestionar con curiosidad, a observar con atención y empatía, y, sobre todo, a construir saberes con pasión y responsabilidad. Cada paso que den los acerca a la posibilidad real de transformar vidas, incluyendo la suya propia. Este año nos desafía a seguir creciendo como comunidad, a promover una psicología ética, sensible y comprometida con el bienestar individual y colectivo. Nuestra tarea no es solo formar profesionales competentes, sino también personas conscientes, críticas y compasivas. Les deseo un año cargado de aprendizajes significativos, encuentros inspiradores y experiencias que dejen huella en su formación y en su vida.
Sean todas y todos muy bienvenidos a este nuevo año académico.
Y ahora, pasemos al momento más esperado: me complace presentar al Dr. Jaime Alfaro Inzunza. Actualmente, Jaime es profesor titular en la Universidad del Desarrollo. Es psicólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, máster en Intervención Psicosocial por la Universidad de Barcelona y doctor en Ciencias Sociales y de la Educación por la Universidad de Girona.
Se desempeña como investigador y docente en la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo, donde coordina el Área Social-Comunitaria y dirige el Laboratorio de Bienestar Subjetivo en Niñez y Adolescencia, perteneciente al Instituto de Bienestar Socioemocional. Sus líneas de investigación se centran en el estudio del bienestar subjetivo en la infancia y adolescencia, la psicología comunitaria y el desarrollo de intervenciones en políticas sociales.
Jaime, bienvenido nuevamente. Muchas gracias por acompañarnos. El escenario es todo tuyo.
Dr. Jaime Alfaro: Muchas gracias, Gabriel. Agradezco al decano por sus palabras. Quisiera saludar cordialmente al señor rector, a los vicerrectores, al secretario general, a los decanos presentes y a todas las personas asistentes, tanto de la Escuela de Psicología como de otras unidades de la Universidad.
Agradezco sinceramente la invitación a presentar esta conferencia, centrada en la relevancia y los aportes del estudio del bienestar en la niñez en Chile. Este es un tema al que he dedicado una parte significativa de mi trayectoria investigativa, y que considero de máxima importancia para el país. En ese sentido, valoro profundamente la decisión de la Facultad de Psicología de incluirlo como foco en esta instancia. Me parece un acierto, en tanto da cuenta de una sensibilidad aguda frente a los desafíos actuales que enfrenta nuestra sociedad y la Psicología.
Hoy deseo compartir algunas reflexiones que permitan profundizar en el valor que tiene el estudio del bienestar en la niñez, no solo como vía para comprender mejor la experiencia de las infancias, sino también como un aporte significativo al desarrollo disciplinar de la Psicología. Confío en que esta presentación no solo motive una conversación sobre el tema, sino también una reflexión más amplia sobre el tipo de psicología que necesitamos promover. Asimismo, me interesa destacar algunos de los desafíos y oportunidades que emergen del estudio del bienestar, en tanto su investigación —y las formas de intervención asociadas— proyectan un horizonte fecundo para el trabajo psicológico en Chile.
Dr. Jaime Alfaro: Como punto de partida de esta conversación, me interesa presentar muy brevemente algunas nociones de bienestar en la niñez, que considero imprescindibles. Ya lo comentábamos al inicio con algunas personas: dentro del campo del bienestar existe un conjunto de tensiones y una importante diversidad. En general, el desarrollo académico del estudio del bienestar ha dado lugar a posiciones diversas, especialmente en los últimos años, en los que el bienestar ha cobrado una relevancia particular en la vida social, en las políticas públicas y en la sensibilidad hacia el proceso educativo.
Estudiar el bienestar implica adentrarse en una constelación —un archipiélago— de conceptos. Por eso me parece importante clarificar algunas definiciones y dar cuenta de las tradiciones que han nutrido este campo, con el fin de enriquecer los múltiples conceptos que han surgido recientemente.
El estudio del bienestar se articula, por una parte, en torno al bienestar psicológico, que proviene de una tradición humanista dentro de la psicología, y que hoy se encuentra fuertemente vinculado a la psicología positiva, con un énfasis particular en el sentido de vida y la autorrealización. Como sugiere su nombre, el bienestar psicológico se construye desde procesos individuales, personales e internos. En contraposición, el bienestar social se basa en desarrollos provenientes de la psicología social y hace referencia a procesos relacionales y de integración en la vida colectiva. Incluye nociones como aceptación, contribución, actualización y coherencia, y se vincula con perspectivas sociológicas funcionalistas —por ejemplo, aquellas relativas a la anomia—, así como con conceptos de la psicología social relacionados como el sentido de comunidad o la coherencia social.
Entre estas dos polaridades se ha desarrollado una tercera concepción, que es la que hemos utilizado y que da fundamento al trabajo investigativo que presentaré hoy: el bienestar subjetivo. No se trata de una posición intermedia o de síntesis entre las anteriores. Es, más bien, una perspectiva distinta, que —como espero argumentar— tiene una gran relevancia en cuanto permite una vinculación particular con ambas, sin ser simplemente una integración de las dos.
El bienestar subjetivo, noción a la que me referiré principalmente, se sitúa en el polo hedónico y se centra en procesos relacionados con la satisfacción con la vida. A diferencia del bienestar psicológico, que tiende a estar más alejado de este enfoque, el bienestar subjetivo proviene de la tradición de estudios sobre calidad de vida, en particular de la calidad de vida subjetiva. Nuestra aproximación pone el énfasis en dos dimensiones centrales: la satisfacción con la vida (como dimensión cognitiva) y el balance afectivo (como dimensión emocional). En este sentido, el bienestar subjetivo también se vincula con nociones como la felicidad.
Esta perspectiva aporta, a nuestro juicio, una contribución relevante al análisis del bienestar en la infancia y la adolescencia, ya que se refiere a las evaluaciones y emociones que los sujetos experimentan en relación con sus múltiples circunstancias. Es, por tanto, un proceso psicológico de carácter cognitivo y emocional, que involucra la relación del sujeto con su entorno, sus condiciones de vida y las dimensiones específicas que la componen.
Desde la dimensión cognitiva, esto se expresa en la satisfacción con la vida; desde la emocional, en el balance afectivo. El bienestar subjetivo tiene, además, una característica que consideramos de gran relevancia: permite observar tanto la satisfacción global con la vida como las experiencias específicas, emocionales y cognitivas, que los sujetos tienen respecto de sus contextos o nichos de pertenencia. Así, el bienestar subjetivo se refiere a la totalidad de la vida del sujeto, pero también a su relación consigo mismo, con su familia, sus amigos, la escuela o el barrio. Hemos identificado cinco dimensiones principales, aunque más adelante presentaré datos que diferencian hasta quince dimensiones —y podrían ser incluso más— referidas al sujeto y sus circunstancias contextuales.
En este sentido, el bienestar subjetivo nos ofrece una perspectiva clave para comprender a los niños y niñas —y, más ampliamente, a los seres humanos— como sujetos anidados, contextualizados y situados en contextos concretos. Aunque se refiere a un proceso personal y subjetivo, ligado a la cognición y a las emociones, esta concepción entiende dichos procesos en estrecha relación con los contextos de pertenencia. De ese modo, nos permite hablar de esos múltiples contextos en los que se desarrollan las personas. De esta manera esta noción nos proporciona una suerte de “radiografía” o “escáner” del sujeto en la relación con sus contextos: consigo mismo, con su familia, la escuela, el barrio, etc. Considero que esta es una primera contribución relevante de esta categoría: nos permite comprender a los sujetos situados, en su experiencia vivida y en su ecología contextúa (Alfaro & Bilbao-Nieva, 2022).
Ahora bien, ¿por qué esta experiencia específica de un sujeto respecto de sus circunstancias de vida tiene relevancia?
Dr. Jaime Alfaro: Aquí quisiera hacer una mención al cúmulo de evidencia disponible, que resulta de gran importancia para el estudio del bienestar, tanto en su comprensión, como en su medición, en la identificación de sus determinantes y, como veremos al final, en su intervención y promoción.
Disponemos de una gran cantidad de evidencia —que aquí sintetizo a través de algunos elementos generales— relativa a los distintos contextos de relación o nichos, como mencionaba anteriormente (Gilman & Huebner, 2006; Goldbeck et al., 2007; González-Carrasco et al., 2017, 2018; Klocke et al., 2014; Main & Bradshaw, 2012; Proctor et al., 2009; Shek & Liang, 2018). Esta evidencia muestra asociaciones múltiples, que van desde relaciones estadísticas simples hasta modelos predictivos, con un amplio conjunto de variables relacionadas con la salud, la salud mental y emocional de los sujetos.
El bienestar, como experiencia subjetiva de niños, niñas y adolescentes, adquiere relevancia precisamente porque se asocia con distintas dimensiones de la salud integral. La evidencia —cuyas referencias completas están al final de la presentación— también muestra vínculos con la integración social y, en términos generales, con el desarrollo positivo.
La gran importancia de estudiar y promover el bienestar radica en esta asociación. El bienestar constituye un indicador de salud, y también una expresión de desarrollo positivo. Conocer qué lo determina es fundamental, ya que se relaciona tanto con el fortalecimiento de condiciones saludables como con la prevención de problemáticas psicosociales.
La ausencia de bienestar, en sentido contrario, está asociada a experiencias de desadaptación, consumo problemático, violencia, entre otras. Su presencia, en cambio, se vincula con elementos positivos como la autoestima, el manejo del estrés, el rendimiento escolar, así como con relaciones familiares positivas, vínculos de apoyo con docentes y participación social activa. En síntesis, nos interesa el bienestar porque está fuertemente asociado al desarrollo positivo.
El estudio del bienestar también es relevante por las perspectivas que ofrece para comprender la infancia y la adolescencia. Quisiera destacar dos grandes aportes que enriquecen la mirada de la niñez y adolescencia hoy. El primero es que nos permite mirar la infancia desde los recursos. En psicología, hemos tendido a centrarnos en el déficit, la carencia o la enfermedad. Y aunque es indiscutible que el sufrimiento y la enfermedad forman parte de la experiencia humana, no constituyen su totalidad. También hay capacidades, recursos, fortalezas.
El bienestar subjetivo nos permite justamente centrarnos en estos aspectos positivos, y avanzar —lo que me parece esencial— hacia programas, acciones y políticas públicas que superen la lógica del déficit. Sabemos que muchas políticas se construyen desde esa mirada; no todas, por cierto, y mencionaré más adelante algunas excepciones.
Este enfoque nos traslada desde el paradigma de la carencia hacia uno centrado en las capacidades y recursos. Y esto se relaciona directamente con el segundo aporte fundamental del estudio del bienestar: su vinculación, desde sus orígenes, con una perspectiva de derechos. El bienestar subjetivo, tanto en su vertiente cuantitativa —a la que daré mayor énfasis— como cualitativa, se ha articulado desde el reconocimiento de las voces de niños, niñas y adolescentes. Su estudio, desde el comienzo, ha implicado otorgar a los propios niños un estatus de informantes válidos y autónomos sobre sus circunstancias de vida. Antes de eso, el bienestar era estudiado a través de las percepciones de terceros, principalmente adultos. Este enfoque pone en el centro la perspectiva de los propios niños, lo cual me parece de enorme importancia, especialmente en el contexto actual de desarrollo de políticas públicas en Chile.
Un tercer elemento clave que subraya la relevancia de estudiar el bienestar subjetivo en infancia y adolescencia es que, a pesar de los avances, sabemos mucho menos sobre el bienestar de niños, niñas y adolescentes que sobre el de las personas adultas. Cuando comenzamos nuestro trabajo en esta área — esto era ampliamente reconocido—, existía escasa evidencia específica sobre bienestar en la infancia. Se extrapolaban hallazgos desde estudios generales sin reconocer la especificidad ni la autonomía de estas experiencias en los niños.
Eso ha comenzado a cambiar en los últimos años. Se han articulado redes de investigación, ha emergido un movimiento académico dedicado al estudio del bienestar infantil y, con ello, ha crecido la producción de conocimiento específico. Sin embargo, aún persisten vacíos importantes, especialmente respecto del bienestar de niñas y niños del sur global, y en particular, de América Latina y Chile.
Sabemos poco sobre la experiencia de bienestar de niños en situación de pobreza, en sistemas de protección, en contextos rurales, entre otros. Tampoco conocemos lo suficiente sobre otras diversidades que atraviesan el bienestar, como el género, la etnia o la pobreza. Nosotros hemos generado alguna evidencia al respecto, que presentaré más adelante, pero en general, los estudios son aún insuficientes.
Estas lagunas —en la comprensión de cómo se entrelazan pobreza, ruralidad, etnicidad y género con el bienestar— justifican con fuerza la necesidad de seguir investigando este campo.
Otro aspecto que resalta la relevancia del estudio del bienestar en la niñez y adolescencia dice relación con que en el último tiempo ha cobrado particular importancia el estudio del bienestar a la luz del desarrollo reciente de políticas públicas de infancia. Como se observa en esta lamina, la nueva Política Nacional de Niñez y Adolescencia y su Plan de Acción 2024–2032, destaca el foco en el bienestar integral. Aunque bienestar integral no es sinónimo estricto de bienestar subjetivo, este último constituye un componente esencial del primero. Actualmente, las acciones del Estado, articuladas desde la Convención de los Derechos del Niño y ancladas en la Ley de Garantía y Protección de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (Ley 21.430), establecen el bienestar como una obligación legal. No es solo una declaración de principios, sino un marco jurídico que compromete al Estado y a la sociedad en su conjunto. Este marco exige el respeto y promoción de los derechos de la infancia por parte de múltiples actores, públicos y privados, incluyendo instituciones, medios de comunicación y organizaciones civiles.
En este contexto, la política pública asume el bienestar como eje articulador, lo que le otorga una enorme relevancia a su estudio, investigación y al desarrollo de estrategias de intervención. Este es un desafío al que me referiré hacia el final, pero adelanto que la psicología, a mi juicio, aún no está del todo preparada para asumir una perspectiva de derechos como la que plantea esta ley. Lo cual implica repensar profundamente nuestras condiciones investigativas, nuestras formas de medición y, sobre todo, los programas y las intervenciones que desarrollamos desde la psicología.
La vinculación de la psicología con las políticas públicas es relativamente reciente. Hasta antes de los años 90, era escasa. Con el tiempo, hemos ido participando en el diseño de políticas a través de conceptos como "dimensiones subjetivas de la pobreza", "multidimensionalidad", "apego", "resiliencia". Pero ha sido un proceso lento. Creo que la conexión actual entre el bienestar subjetivo y la política pública es una de las más sólidas que hemos tenido. Esta articulación con una perspectiva de derechos representa un momento especialmente potente para la disciplina. Es, al mismo tiempo, una oportunidad y un gran desafío.
Por último, otro elemento relevante para estudiar el bienestar es lo que hemos denominado el declive del bienestar en la transición entre infancia y adolescencia. En los últimos años, y con datos más recientes que los primeros estudios en esta línea, hemos detectado un descenso significativo del bienestar durante este periodo de tránsito.
En algún momento se pensaba que el bienestar en la infancia y adolescencia era relativamente estable. Sin embargo, la acumulación de datos ha mostrado lo contrario: se produce una disminución notable del bienestar, que —dado su vínculo con la salud mental y el desarrollo positivo— puede considerarse un indicador de riesgo y un criterio relevante para pensar en estrategias de prevención temprana.
Esta tendencia ha sido reportada en diversos contextos. En nuestro caso, la experiencia en Cataluña fue especialmente significativa, pero se ha documentado también en otras regiones del mundo.
Dr. Jaime Alfaro: En Chile, esta relación entre bienestar y edad comenzó a hacerse evidente para nosotros a partir del año 2016. En un primer momento apareció de manera sorpresiva, pero con el tiempo comenzamos a estudiarla de manera más sistemática. Incluyo aquí dos referencias: la primera corresponde al informe nacional de los estudios realizados en el marco del proyecto Children’s Worlds (ISCWeB) en Chile, que forma parte de un observatorio internacional sobre bienestar infantil. Este estudio cuenta siempre con un reporte local —en este caso, chileno— y un informe comparativo internacional (Alfaro et al., 2024). La segunda referencia corresponde a un estudio longitudinal realizado en cuatro momentos, donde observamos con mayor detalle la relación entre bienestar y edad, especialmente en el tránsito desde la infancia a la adolescencia. Su referencia se encuentra al final del texto.
En Chile, esta transición muestra un claro y notorio declive en el bienestar. Este declive es especialmente interesante porque no aparece en todos los países del mundo, y cuando lo hace, tiene intensidades y características distintas. En nuestro país, el descenso comienza desde los 10 años y se mantiene de forma significativa hasta los 18 —que es hasta donde hemos podido medir. No sabemos si continúa más allá, pero estamos proyectando un nuevo estudio longitudinal para ampliar ese rango de edad.
Lo más relevante es que el punto de inicio del declive y su intensidad están fuertemente asociados a los contextos de pertenencia, particularmente a la pobreza. Esto lo hemos estudiado con el Índice de Vulnerabilidad Escolar (IVEM, actualmente denominado Vulnerabilidad Multidimensional), que permite clasificar a los niños según niveles de pobreza en el sistema escolar público o subvencionado.
Nuestros datos muestran que tanto el inicio del declive como su intensidad están correlacionados con la pobreza, el género y la calidad de la comunidad escolar. Este hallazgo le otorga gran relevancia al estudio de la relación entre bienestar y edad. Otro hallazgo importante es la relación entre bienestar y género. No fue un foco inicial de nuestra investigación, sino algo que emergió de manera inesperada. En el estudio ISCWeB 2019, que se presenta en versiones tanto nacional como internacional, observamos que en 9 de los 35 países participantes existen diferencias significativas en bienestar según género. En cinco de esos países —incluido Chile—, las niñas presentan niveles significativamente más bajos de bienestar que los niños. Este resultado fue impactante. No estábamos buscando diferencias de género, sino observando otros factores como edad o pobreza. Sin embargo, el análisis comparativo internacional nos puso esta evidencia "en la cara".
Posteriormente, en 2021, realizamos un estudio durante la pandemia en el marco de un proyecto FONDECYT, con una muestra de 1.389 estudiantes de enseñanza media, distribuidos según niveles de vulnerabilidad (IVE alto, medio y bajo). Nuevamente, encontramos diferencias significativas por género: las adolescentes mujeres reportaron menor satisfacción global con la vida, menor satisfacción familiar, con los amigos, con el colegio y consigo mismas. Esta diferencia fue más intensa que en estudios previos. Curiosamente, no hubo diferencias en relación con el barrio, lo que aún nos intriga, quizás debido al contexto pandémico. Estos hallazgos se suman a los obtenidos en una tesis doctoral reciente —defendida en febrero por Miguel Salazar— centrada en niños y niñas en protección por vulneración de derechos. Los datos muestran, una vez más, diferencias significativas por género en las dimensiones de satisfacción con los amigos, el colegio y consigo mismos. Así, podemos afirmar que el género es una variable crítica en el estudio del bienestar infantil, y sus implicancias en términos de desarrollo positivo, salud mental y bienestar integral son de gran relevancia.
Aprovechando nuestra participación en Children’s Worlds, hemos podido acceder a datos que sitúan a los niños chilenos en perspectiva internacional. Esta red académica se articuló inicialmente en torno al Instituto Internacional de Indicadores sobre Infancia (ISCI) y ha permitido aplicar el estudio ISCWeB en varias olas: la primera (2011–2012) con 34.000 participantes; la segunda (2015) con 56.000; y la tercera (2018–2019) con 128.000 participantes en total, de los cuales casi 3.000 son niños y niñas de Chile.
Gracias a esta colaboración, hemos traducido los informes internacionales al español y los hemos difundido localmente. Todos están disponibles en la base de datos de la Universidad del Desarrollo, incluyendo publicaciones previas, como el informe del 2016 y los resultados comparativos durante y después de la pandemia (Alfaro et al., 2016). Algunos datos generales: si comparamos a los niños chilenos en 15 dimensiones de satisfacción —familia, amigos, escuela, salud, tiempo libre, apariencia, futuro, vecindario, entre otras—, observamos que Chile se ubica en los puestos más altos en satisfacción con la apariencia y con el futuro (sexto lugar entre 35 países), y en los más bajos en relación con el vecindario y el uso del tiempo.
Esto ya nos da algunas pistas importantes. Por ejemplo, si comparamos con países como Brasil, Sudáfrica o Corea, se evidencian patrones distintivos. En términos de satisfacción global con la vida, Chile presenta una media de 8,16 (en escala de 0 a 10), que lo ubica en el lugar 21 entre 35 países para niños de 12 años. Pero lo más preocupante es el porcentaje de niños en situación de satisfacción baja (puntaje menor a 5), que representa un claro indicador de riesgo. En Chile, ese porcentaje es de 9,2% a los 12 años —uno de los más altos a nivel mundial— y de 5,4% a los 10 años.
La diferencia por edad es clara. También se evidencian patrones similares en otras dimensiones: por ejemplo, en satisfacción con los compañeros, Chile se ubica en el lugar 19 a los 12 años, con un 12,9% de satisfacción baja. A los 10 años, se mejora ligeramente (lugar 11, con un 7,7%). En satisfacción con el barrio, los resultados son aún más preocupantes: lugar 22 a los 10 años y lugar 17 a los 12. Esto sugiere que hay carencias importantes en las relaciones comunitarias. Finalmente, en lo que respecta a la percepción de participación en la vida familiar —específicamente, si los niños sienten que sus padres toman en cuenta su opinión—, Chile se ubica en el lugar 30 de 35 países. Un dato especialmente significativo cuando hablamos de derechos y bienestar. Todo esto nos muestra que una de las cualidades más relevantes del estudio del bienestar es precisamente su capacidad de generar información estructurada, comparable y útil para entender las condiciones de vida de niños y niñas.
Y, con esto, llegamos a lo que podríamos considerar el “plato de fondo”: el estudio del bienestar, gracias a su nivel de desarrollo y evidencia acumulada, puede contribuir directamente a programas de promoción del desarrollo infantil. Nos permite diseñar estrategias de intervención, programas y políticas públicas orientadas al desarrollo integral de la infancia.
Dr. Jaime Alfaro: Les voy a presentar algunos resultados parciales de un estudio FONDEF que estamos desarrollando. Ustedes saben que los FONDEF son proyectos de desarrollo tecnológico, y eso es muy interesante, porque, en general, son proyectos ANID que se aplican en medicina, en geología, en agronomía… pero en el campo psicosocial hay muy poco. Hay muy poco desarrollo, hay poca capacidad instalada para desarrollar tecnologías de trabajo en el ámbito psicosocial. Y, en ese sentido, es muy meritorio.
Este es un proyecto FONDEF que está terminando ahora, no está finalizado del todo. No voy a presentar todos los resultados, solo una parte muy breve. Los resultados completos están en proceso de publicación, hay varios artículos que están en proceso de publicación, y además hay un descriptivo final que sistematiza todo el proceso que voy a contar ahora con más detalle. Ese documento va a salir en LinkedIn. Sigan mi LinkedIn. Ahí es donde voy publicando, y a propósito, para quien quiera continuar este proceso de reflexión, ahí comparto cualquier cosa que vamos sacando. Hoy, por ejemplo, publiqué un artículo sobre uso de tecnologías audiovisuales para la promoción del bienestar, que hicimos en el equipo (Rodríguez-Rivas et al., 2025). Lo acabo de subir. Su referencia está al final. Vean el trabajo. En fin, ahí aparecen cosas diariamente, actividades, reflexiones… Sigan eso. Y ahora vamos a presentar los resultados.
Este proyecto de promoción del bienestar representa una tremenda oportunidad para contribuir al desarrollo integral de nuestros niños. Una oportunidad de gran relevancia. Y eso tiene que ver con cuatro elementos importantes que quisiera destacar.
El primero tiene que ver con construir un dispositivo, un programa para la protección de la infancia. Es un recurso de protección. Es una forma de fomentar factores protectores, de hacer una acción concreta hacia la protección de la infancia en general, por las asociaciones que hemos planteado: asociaciones con desarrollo educativo, con desarrollo social, con la disminución de problemas psicosociales, etcétera.
En segundo lugar, es muy importante porque sabemos que hay un declive. Hay un declive que aumenta los riesgos en la infancia y adolescencia, especialmente en ese tránsito, que no sabemos hasta cuándo dura en Chile. Por lo tanto, si podemos al menos detener el declive, aminorarlo, reducirlo, ya es algo. Y si logramos revertir ese declive, estamos ante un recurso de protección gigantesco. Entonces, es muy relevante que desde la psicología trabajemos en el desarrollo de programas de promoción.
En tercer lugar, ese declive, ya lo decía, está asociado a condiciones de pobreza. El declive en niños pobres lo venimos estudiando hace tiempo. Yo les hice dos referencias a eso, y hay otros temas también, como la tesis doctoral de Maríavictoria Benavente, que está referida al final del texto (Benavente, 2017). Ella fue la primera persona que detectó en sus datos que ese declive era más intenso en los niños de mayor vulnerabilidad. Entonces, estamos hablando de un recurso que favorece condiciones igualitarias para el desarrollo, para la protección de niños en riesgo.
Y en cuarto lugar, este trabajo tiene que ver con que tenemos una tremenda oportunidad de contribuir a un campo de investigación que está naciendo: el desarrollo y promoción del bienestar. Hay un mundo académico en torno a esto, hay redes internacionales detrás de esto, políticas, organismos internacionales y tenemos la posibilidad de contribuir desde la psicología. Vean un texto de Chuecas, en donde se reporta una revisión sistemática sobre programas de promoción en el mundo (Chuecas et al., 2022).
¿Y qué es este proyecto de promoción del bienestar, que llamamos “PromoBIENdo”? El nombre de fantasía es “Programa Multidimensional de Promoción del Bienestar en la Escuela”, ese es el nombre oficial. Pero, como implicaba aplicarse y difundirse en dos sistemas escolares, nos asesoró un diseñador y nos recomendó ponerle un nombre mucho más corto, más simple. Y ahí surge este nombre, “PromoBIENdo”, que encontramos muy bonito, la verdad.
Lo que busca este programa es, básicamente, diseñar y poner a prueba un programa multidimensional de promoción en la escuela, a nivel de dos componentes principales. Y aquí hay una distinción súper relevante que se vincula con nuestra meta como psicólogos comunitarios. En primer lugar, se busca activar capacidades desde dentro del sistema escolar. Existen programas de promoción del bienestar que vienen desde fuera del sistema, en Chile hay pocos, pero en el mundo hay. Sin embargo, no hay programas que activen capacidades desde dentro del sistema escolar. Este programa busca hacer eso: activar capacidades dentro del sistema escolar, desarrollando, habilitando, creando competencias en los agentes escolares. Y eso va desde los profesores hasta los profesionales, e incluso los propios estudiantes. Trabajamos con niños de sexto y séptimo básico, y también con mentores que son estudiantes de segundo medio. Es decir, también trabajamos con la capacidad de los compañeros mayores para promover el bienestar.
Y, en segundo lugar, busca diseñar y poner a prueba un dispositivo para promover el bienestar desde la acción de esos agentes escolares. O sea, capacitamos, activamos capacidades, y esas capacidades luego actúan sobre los niños. Y medimos el efecto que eso tiene sobre ellos.
Esta medición la hacemos mediante un diseño multimétodos. En lo cuantitativo, es un diseño cuasi experimental, con medición antes y después, con seguimiento. Hay aleatorización de la asignación: se toman dos escuelas, se asignan al azar, se mide antes, se mide después, se hace seguimiento. También hay un diseño cualitativo, que no voy a reportar ahora, porque va a estar en ese informe descriptivo que les decía que vamos a publicar en LinkedIn (Carrillo et al., 2021). Quedo en deuda con el análisis cualitativo hoy. Me lo salté para ir más rápido.
Este programa de promoción del bienestar está dirigido a niños de sexto y séptimo básico. La edad del declive. Es un programa de prevención temprana, a través de la activación de capacidades del sistema escolar. Actúa de manera simultánea y sumativa en tres esferas: la escuela, la vida familiar y las propias capacidades de los niños. En la escuela trabajamos el bienestar docente, el apoyo social de los adultos, y el sentido de comunidad entre pares. Con las familias, trabajamos prácticas de crianza basadas en fortalezas. Y con los niños, trabajamos la autoestima, el afrontamiento… es decir, las competencias personales. Se actúa en estos tres niveles. Tenemos un modelo basado en evidencia —que también saqué de esta presentación porque era extensísimo—, que está descrito en ese descriptivo que vamos a publicar, y que da más contenido y definición a cada una de estas dimensiones.
Luego, esto se concreta en un trabajo distribuido en cinco módulos:
1. Un módulo dedicado a las experiencias personales, donde los actores principales son los profesores. Se capacitan durante 20 horas y luego implementan 24 sesiones.
2. Un segundo módulo basado en crianza basada en fortalezas. El interventor es la dupla psicosocial y asistentes de la educación. Los destinatarios son los padres. Son 20 horas, tres encuentros presenciales, cápsulas y encuentros finales.
3. El tercer módulo es sobre sentido de comunidad entre pares. Aquí los interventores son estudiantes mentores de segundo medio, junto con tutores adultos de la dupla psicosocial. Este módulo está dirigido a los estudiantes, con 12 sesiones.
4. El cuarto módulo es de experiencias de apoyo en la comunidad escolar. Aquí participan profesores, adultos de la comunidad escolar, todos. Se trabaja en espacios como el patio, en la llegada de los alumnos, en los recreos, con actividades como una cheerleader gigante. Son intervenciones más abiertas, no tan estructuradas.
Es un programa multidimensional, insertado en la vida cotidiana de la escuela: en reuniones de apoderados, en los patios, en las clases. Es colaborativo y activa recursos: recoge, apuesta, aporta. Está vinculado con los objetivos transversales y se basa en evidencia. O al menos pretende basarse en evidencia y medir con rigurosidad. Ese es nuestro desafío.
El proceso de medición es antes y después, en dos colegios. Esta es la primera fase, en condiciones controladas. Es una suerte de piloto. Se asignan dos colegios, al azar. Y lo que podemos decir hoy, con la evidencia que tenemos, es que —y esto nos tiene muy felices— estamos ante la posibilidad, y quizás suene fuerte, pero lo creemos: la posibilidad de constatar que se puede mover el bienestar. Se puede producir cambio en el bienestar. Y eso es muy desafiante.
Sabemos que estamos en condiciones muy controladas. Son dos colegios, nada más. Hay que escalar. Pero los datos nos muestran que el colegio experimental —el que fue intervenido—, que partía con un nivel más bajo de bienestar que el colegio control, logra subir significativamente su bienestar. Luego baja un poco, pero se mantiene en un nivel superior. El colegio control, en cambio, sigue la curva típica del declive. Termina con niveles mucho más bajos. Es decir, algo pasó con la satisfacción con la escuela.
No pasó tanto con los padres, se los adelanto. Pero sí pasó algo con la escuela, y eso nos parece de primerísima importancia. También pasó con el afecto positivo hacia la escuela: el grupo control parte más alto y baja; el experimental parte más bajo y sube. No se mantiene, pero se queda arriba. Le doblamos la mano al declive. Si actuamos desde la escuela, capacitando, activando recursos, trabajando con los niños, podemos modificar el declive.
Hay otras variables que muestran tendencias al cambio —como el sentido de comunidad entre los pares—, aunque sin diferencias estadísticamente significativas, probablemente por el tamaño de la muestra. Estamos trabajando con un N muy pequeño. Pero sabemos que es posible tocar el bienestar. Podemos mejorar las condiciones de desarrollo positivo de nuestros niños. Podemos aportar al conocimiento científico. La comunidad que estudia la promoción del bienestar va a recibir aportes desde la psicología chilena.
Hay un desafío evidente de escalamiento. Trabajamos con dos colegios, y no eran fácil. No es que los hayamos elegido con guante blanco: eran colegios duros. Pero ahora hay que probar en más colegios. Hay que seguir. Y además, tenemos claro que el rebote que se dio —esa bajada posterior— debiera ser modificada. Hoy estamos trabajando al límite de lo recomendado: la recomendación internacional es trabajar con 16 semanas. Nosotros lo hicimos en 12, porque los colegios no nos permitieron más. Eso debe cambiar. Ya con esta evidencia ya podemos negociar mejores condiciones de aplicación.
Dos conclusiones muy relevantes: Una: la participación activa en la comunidad escolar es un recurso maravilloso. Pudimos promoverlo desde los propios recursos de la escuela. Hay empoderamiento en los profesores, en los mentores. Fue hermoso ver a niños de 15 años promoviendo el bienestar entre compañeros de 10 o 11 años.
Y la otra gran conclusión es que es posible hacer investigación aplicada. Para nosotros ha sido una maravilla. Siempre quisimos hacerlo. Llevábamos años produciendo datos generales, sin aplicación, porque no teníamos condiciones. Y ahora dimos el salto. La psicología no puede no ser aplicada. No puede hacer desarrollo investigativo sin aplicaciones concretas en este campo.
Y con eso termino. Solo quiero cerrar diciendo, con un salto hacia la perspectiva de derechos, que esto abre muchas posibilidades, pero también muchos desafíos. Aún no hemos logrado estudiar la multiplicidad de las infancias, y por tanto, la multiplicidad de los bienestares. Necesitamos conocer mejor a los niños mapuche, a los niños rurales, entender más la relación entre género y pobreza (Bilbao-Nieva & Alfaro, 2023).
Necesitamos dar más agencialidad a los niños. Hoy el reconocimiento de su agencia es parcial. Los escuchamos, sí, pero no participan del análisis, ni de la problematización. Hay que avanzar en técnicas. Hay una tesis doctoral, en nuestro laboratorio, que trabaja con técnicas activas para producir datos con niños pequeños. Eso va a avanzar.
Y también necesitamos muchos más datos, tanto a nivel micro como macro. Generar datos desde los propios niños, con sus propios lenguajes. Implicarlos como coconstructores de la investigación. Ese es el desafío que queda en este campo.
Les dejo la literatura, mi correo, y mi perfil en Google Scholar. Todo este material está ahí, es descargable. Y también mi LinkedIn, para quien quiera seguir vinculado. Ahí publicamos cosas semanalmente, con mucha frecuencia.
Ha sido un gusto.
Dr. Gabriel Urzúa: Bueno, agradecemos a Jaime. No nos equivocamos, todo lo contrario. Agradezco no solo tu lucidez y tu densidad ética, sino también tu energía. Este análisis actualizado, basado en evidencia, sobre la situación de la infancia en Chile nos da, además, luces de que es posible generar cambios. Y eso me parece tremendamente alentador para pensar la psicología como una ciencia aplicada, y en esta articulación de lo psicológico con lo social.
La psicología no es solo lo intrapsíquico, ¿no?, no es solo lo psicologizante. Tampoco únicamente lo psicologizante… hay ahí un clivaje interesante, y creo que tú nos lo muestras de manera tremendamente lúcida.
Y hay varios elementos ahí: la posición adultocéntrica, la vida de barrio, lo importante que es el apoyo social, el vínculo entre lo individual y lo colectivo, cómo trabajar de manera interdisciplinaria… A mí, en lo personal, también me interpela. Pensaba en mi hija, que acaba de cumplir 11 años, que es niña, y el declive... y uno lo ve. Se ve casi como sentido común. Los problemas de los niños varones son distintos a los de las niñas, ¿no? Y eso se va reproduciendo.
Bueno, es tarde. Pero me gustaría no cerrar así, sin más. Si hay un par de preguntas, podríamos aprovechar cinco minutos al profesor. Sería genial. Si no, podemos cerrar acá. Pero yo levantaría la mano y le diría algo a Jaime antes de que se vaya. De verdad, le agradezco también por esta tremenda presentación que preparó especialmente para nosotros, como facultad y como universidad.
¿Alguna pregunta? ¿Algún comentario? Cinco minutos para que cerremos y no nos aprovechemos tanto de Jaime.
Participante 1: Yo creo que tengo una, pero no sé si tiene mucho que ver con lo que se expuso. Yo quería saber cuál es el impacto que tienen las redes sociales en el bienestar infantil. Porque no lo mencionó, pero me interesa mucho saberlo. No sé si es muy relevante, pero me parece interesante.
Dr. Jaime Alfaro: Súper importante. Pero no sabemos nada. Yo no sé nada.
Pero mira, ayer mismo conversábamos con un profesor, estamos pensando en hacer un nuevo estudio longitudinal. Porque este estudio longitudinal que les mostré estuvo entremedio de la pandemia. Y eso nos creó una sombra tremenda sobre los datos. Es decir, parte del estudio en 2019… y en 2020 estábamos en pandemia. Entonces, hubo que seguir, no podíamos parar. Y ese contexto pandémico hace necesario un nuevo seguimiento. Ojalá que los próximos cuatro años no ocurra nada parecido. Y ahí, conversando con este profesor —Roberto Melipillán— él me decía: "El nuevo estudio tiene que incluir redes sociales". Él sabe mucho. Me insistía: “Tiene que tener redes sociales, todo lo que se pueda”. Las redes sociales son un nuevo territorio en donde habitan los niños, niñas y adolescentes. Intentamos abordar algo en el estudio de COVID, pero no tuvimos las capacidades instrumentales para hacerlo bien en ese momento. Así que no, no tenemos datos sobre redes sociales… y claramente tenemos que tenerlos. Porque eso, como el barrio, como la familia, es parte de su condición de vida.
Y eso tiene que estar. Tiene que haber tesis, tiene que haber programas investigativos en la universidad. Es una excelente pregunta para un trabajo exploratorio de titulación. Excelente pregunta.
Dr. Gabriel Urzúa: Cortito sobre eso: en octubre pasado trajimos al profesor Patricio Cabello Cádiz, al seminario permanente de la facultad. Él estudia justamente infancia, adolescencia y redes sociales. Participa en una plataforma enorme que se llama Kids Online. Es doctor, está alojado en la Universidad de Tres Valles.
Vino acá a la universidad, y lo que mostró fue que, efectivamente, las redes sociales impactan en el bienestar, pero también desmitificó muchas ideas sobre la supuesta “saturación digital” en niños. El problema aparece cuando no hay acompañamiento adulto, cuando los niños no son mediados. Ahí está la clave. Estoy resumiendo lo que planteó el profesor Cabello, pero podemos compartir esa información también. Interesante. Gracias. Muchas gracias a ti.
Participante 2: Sí, bueno, agradecer al profesor Alfaro. Nosotros somos estudiantes de la universidad y estamos siguiendo esta línea del bienestar subjetivo, vinculándolo —como usted mencionó— con el tema del rendimiento. De verdad, felicitarlo, porque para nosotros esto abre un espectro mayor de esa multidimensionalidad del bienestar.
Cambia un poco la perspectiva que usualmente se utiliza para mirar el bienestar de niños, niñas y adolescentes. Desde nuestra mirada, no se trata solo de mirar el rendimiento como un fin, como una meta para “rendir mejor”, sino más bien de mirar lo que les hace sentido a ellos al aprender, cómo experimentan el aprendizaje.
Entonces, no es solamente lograr cosas, sino que sentirse bien aprendiendo algo nuevo. Y creo que lo que usted mostraba —esas caídas, esas diferencias— nos viene muy bien, justo vamos a estudiar ese grupo etario que bordea los 12 años.
Así que probablemente lo vamos a contactar. Hay mucho por hacer, y también mucho por aprender.
Dr. Jaime Alfaro: Muchas gracias, sí. Gracias. En la escuela hay mucho por hacer respecto del bienestar. No lo destaqué tanto en la presentación, pero uno de los descubrimientos más importantes que hemos tenido es la relevancia de la escuela.
La escuela aparece como un espacio social muy potente, sobre todo cuando vemos que se debilitan otras formas de comunidad. La escuela es lo que se fortalece (Alfaro et al., 2023). Y no presenté los datos cualitativos, pero en un estudio sobre las comprensiones infantiles del bienestar, los niños identifican a la escuela —y a aspectos como las metodologías de enseñanza, la experiencia de aprender, la exigencia por el rendimiento— como elementos claves.
También mencionan la relación con los profesores, las relaciones entre compañeros —desde el hostigamiento hasta la indiferencia—, es decir, toda la experiencia escolar es determinante del bienestar.
Por eso, para nosotros fue tan potente que, en el FONDEF, hayamos logrado tocar esa dimensión de la satisfacción con la escuela. Porque ahí hay una suerte de “bienestar escolar” muy potente. Las emociones positivas hacia la escuela están muy presentes.
Y en nuestros datos cualitativos, la escuela aparece como clave. También lo hacen otros elementos, como la estética del espacio: la presencia de rejas, la falta de pintura, la falta de espacios bellos. Todo eso afecta el bienestar de los niños.
Participante 2: Muy interesante lo que están haciendo ustedes. Creo que ahí hay un cambio. Y agradecer también a nuestro profesor guía, el doctor Piñeiro, que tomó este liderazgo en la escuela, y que ha impulsado este trabajo. Y, como usted dice, esas mentorías también son súper importantes. Vemos que son relevantes en los resultados que ustedes muestran. Nos hace mucho sentido.
Dr. Jaime Alfaro: Pareciera que ese tema de guiar a otros, incluso desde los propios pares, es bien relevante. Fue importante en la ejecución del programa, como factor que ayudó a la mejora del bienestar.
Los datos cualitativos del programa Promover dan cuenta de eso. Para los niños, fue muy importante que llegaran estudiantes mayores a trabajar con ellos. Lo relatan mucho. Fue significativo.
Dr. Gabriel Urzúa: Gracias. Bueno, damos por cerrado este hito, que es simbólico. Las cosas comenzaron ya. Pero es simbólico y material al mismo tiempo, porque marca el inicio de nuestro año académico.
Como Facultad de Psicología les agradecemos su presencia —a los decanos, Ernesto, Fabio— y a mí, personalmente, esto me pone muy contento. Y te agradezco, Jaime, por tu generosidad, por tu ejemplo, que lo es en múltiples sentidos.
Muchas gracias. Y nos vamos a seguir encontrando. Buen día.
Nota editorial: Este manuscrito corresponde a la transcripción editada de una conferencia pública impartida por el Dr. Jaime Alfaro en la inauguración del año académico de la Facultad de Psicología de la Universidad UNIACC, el día 16 de abril de 2025. La conferencia fue grabada, transcrita y editada por el Equipo Editorial de la revista Polymathia, con autorización del autor, quien revisó y aprobó el texto final. Este manuscrito no fue sometido a revisión por pares ciegos, en conformidad con la política editorial de Polymathia para la publicación de conferencias.
Financiamiento: Este trabajo no recibió financiamiento externo
Agradecimientos: El Equipo Editorial de Polymathia agradece al Dr. Jaime Alfaro por autorizar la transcripción y publicación de su conferencia dictada en el marco de la inauguración del año académico de la Facultad de Psicología de la Universidad UNIACC.
Conflictos de interés: No se declaran conflictos de interés.
Declaración sobre uso de Inteligencia Artificial: Durante la preparación de este manuscrito, el Equipo Editorial de Polymathia utilizó ChatGPT-4 (OpenAI, abril de 2025) exclusivamente para la corrección de estilo, supresión de muletillas, mejora de conectores y edición gramatical de la transcripción original. La edición se realizó bajo la supervisión del Editor en Jefe y con la aprobación del autor. El autor ha revisado cuidadosamente el contenido final y asume plena responsabilidad por su fidelidad y precisión.
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